jueves, 10 de mayo de 2012

VI.  Rumanía (v).

Queridos lectores:

Tras dedicar la mañana a las consabidas labores de escritura del blog (este y no otro), regresé a casa de Marius, en Brasov (28.04.12).

Marius propuso pasear hasta lo alto de la colina de Tampa, que preside la ciudad unos 400 m por encima. Para allá fuimos, disfrutando del verdor (esta vez auténtico y no sólo pintado en los mapas) del monte, del frescor de sus fuentes (los vecinos se aprovisionan en ellas de mejor agua que la de la red), y del sabor de la cerveza que nos tomamos en lo alto, bien ganada bajo el extraordinario calor.

Volvimos por el mismo camino y, tras cenar algo, dando un larguísimo paseo (la gran afición de Marius) nos fuimos a tomar otras cervezas (un via crucis cervecero es lo que vengo padeciendo; o disfrutando, no estoy seguro) al único bar conocido de Marius en el que dan tapas, a saber, cestas grandes de cacahuetes sin pelar, cuyas cáscaras tapizan el suelo. Cuando nos hubimos comido entre los dos la cesta entera, nos dimos por satisfechos (léase con indigestión) y nos fuimos a casita a dormir.


Marius, sonriente aún, a mitad de subida.


Vista del casco antiguo de Brasov desde lo alto de Tampa.


Sólo esta bandera quedaba por encima de nosotros.

El domingo (29.04.12) transcurrió tambien plácidamente. Tras desayunar espinacas con huevos cocidos a media mañana, a sugerencia de Marius (¿a quién no le apetece algo así para acompañar el café matutino?), dedicamos el resto del día a visitar, paseando por supuesto, la ciudad.

Brasov es la más agradable de las ciudades rumanas que he conocido. De tamaño medio, su centro, monumental, está bien conservado porque no es sólo una imagen de postal (a diferencia de lo que parecía ser Sibiu), sino que en él se desarrolla mucha actividad comercial y turística. La colina de Tampa, totalmente cubierta de árboles, y otras algo más alejadas, la cierran por un extremo, y son una avanzada de los bellísimos Carpatos que visité en Zarnesti y volvería a visitar en Bucegi, un día después. De hecho, una de las ¿atracciones? turísticas de la ciudad son los osos que rebuscan en los cubos de basura a las afueras, pues los hay por todas partes, incluso en la misma colina de Tampa. Pese a mi decepción por el fallido intento de unos días antes, evité la tentación de buscarlos en tan triste entorno.


Vista de la colina de Tampa, desde la plaza de ...
¿alguien puede leer el cartel?


Una de las antiguas puertas de la ciudad.


Esforzándome denodadamente por congeniar con los lugareños.


La plaza principal, con carteles electorales.


Vista desde el otro extremo de las murallas.


Saludos a los incrédulos.


A la mañana siguiente (29.04.12) me despedí definitivamente de Marius para coger el tren rumbo a Bucegi, al sur y de camino a Bucarest. Y por ahí seguiré en la próxima crónica.

Abrazos para todos.




4 comentarios:

  1. Muchas cervezuelas veo yo...¡cómo sufrimos!
    Besos ,besos.
    Rocío.

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  2. Se ve preciosa la ciudad, Ferni. Aquí seguimos casi en invierno....y no para de llover

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  3. Cuidadin con hablar de los osos con tanta ligereza, nuestro K.H. Tiene siempre el rifle cargado.

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  4. ¿Espinacas con huevo? Qué raro, en casa nunca toma una segunda taza de café, ja ja.

    ¡Besos!

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