Queridos lectores:
Me levanté, me asomé desde el pasillo abierto, divisé una inacabable plantación de palma aceitera a un lado, un aparcamiento al otro, fuí a desayunar al aeropuerto, me embarqué sin contratiempos, volé hasta Singapur y acabé así mi primera y efímera visita a ese país (26.12.12).
Algo hice mal, porque en el segundo paso no había ninguna señorita en mi ducha.
Esta crónica me ha dejado exangüe.
Abrazos para todos.
A mí también...
ResponderEliminarMe he perdido, pero bueno, bien.
ResponderEliminar