lunes, 24 de septiembre de 2012

XX. Corea del Sur (vi).

Queridos lectores:

Regresé por donde había venido en compañía de otro soldado estadounidense y un amigo suyo (hay muchas tropas de EE. UU. en Corea del Sur) y tras cambiar autobuses en Sokcho, me fui para Gangneung (06.09.12), hacia el Sur por la costa.

Allí se conservan un par de recintos monumentales con antiguos edificios de destacados personajes, con la singularidad de que alguno de ellos ha llegado hasta nuestros días sin necesidad de ser reconstruido (aunque sí restaurado).

A la entrada del Ojukheon.


En piedra (y original) para poder ser reimpreso, 
un importante libro escrito por el señor de antes,Yulgok.



Totems coreanos.

A la entrada, antiguamente, de los pueblos 
como signo de buen agüero.

Acto seguido y con la inestimable colaboración del encargado de la oficina de turismo, que hablaba inglés, cosa que eché de menos terriblemente fuera de Seúl, me acerqué a la costa a ver el llamado Parque de la Reunificación. Lo componen varias exhibiciones de índole militar entre las que destaca un navío surcoreano y un submarino norcoreano varados en una explanada.

Del navío dicen que es el mayor buque de guerra exhibido en tierra del mundo (como siempre: cuanto más se afina la categoría, más fácil es ser el que más y más). Lo que realmente justifica el parque y la visita es, sin embargo, el submarino. En 1997 embarrancó cerca de este lugar, y los militares norcoreanos se vieron obligados a abandonarlo tras quemar el interior para no dejarlo a manos de los del Sur. Varias personas murieron en el incidente, que duró varios días hasta que se detuvo a toda la tripulación, huida en la noche.

A alguien se le ocurrió mostrarlo, y a alguien más vestirlo con el hábito de la reunificación. La costa sigue fieramente vallada también aquí, pese a que más de tres horas de autobús nos separan del Norte. Y siguen también los puestos militares, alternados con espléndidas y muy populares playas de arena. Esta muestra tan reciente de la actividad militar norcoreana en el Sur no parece contribuir a su desaparición.

El Parque de la Reunificación.

Así se lo encontraron.


¡Inmersión!
La tecnología norcoreana parece tosca, pero funciona.

Abollado sin remedio.

En este otro escapó al Sur un grupo del Norte.


A la izquierda, el puesto militar que no se puede fotografiar desde el barco.
O eso u otro de mis sueños. 

Maqueta de los barcos tortuga con que los coreanos 
impidieron la invasión japonesa en la edad media.

Como el autobús de regreso tarda más de una hora en llegar a la ciudad, hice autostop y me cogieron enseguida un par de viajantes de comercio. Según me confesó el conductor luego, creyeron que yo era personal del parque diciéndoles algo, y por eso pararon. Nunca me habría creído susceptible de pasar por coreano, pero estaba equivocado.

Otro autobús más hasta Dogye, y el día quedaría hecho. Allí me esperaba, en su casa, Ariane, profesora de inglés de Nueva York con ascendencia puertorriqueña. Ariane se ha abierto al mundo con este salto transoceánico, y se le nota entusiasmada por la experiencia. Además de hablar de muchas cosas, vimos algunos vídeos tontos y otros como ... el del discurso de Bill Clinton en la convención demócrata para las elecciones presidenciales de su país. He de decir que me pareció un magnífico orador. Además de instruirme en política americana y prepararme unos ricos espaguetis, Ariane se preocupó muy diligentemente de reunir toda la información que yo pudiese necesitar: su pueblo está un tanto apartado de las rutas principales, pero cerca de unas interesantes cuevas naturales que yo me proponía visitar al día siguiente.

Ariane, atenta a los discursos políticos relevantes.

Abrazos para todos.

2 comentarios:

  1. Como siempre, por lo menos últimamente, aquí me tienes, el primero de tus lectores. Estoy aprendiendo mucho con tus bonitas entregas. Un abrazo

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  2. Empiezas a soñar demasiadas fotos. Vaya rebelde de pacotilla! Jejjejeje

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